Hace unos meses, y con motivo de los estudios preparatorios para una posterior restauración, un grupo de investigadores trasladó una serie de tallas religiosas a la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM), con la intención de someterlas a varias pruebas, entre ellas exámenes con rayos X.
Cuando llegó el turno de analizar las radiografías de una de estas tallas, una figura de Cristo sedente esperando la crucifixión, los expertos quedaron asombrados por un curioso detalle: la escultura, realizada en los siglos XVII o XVIII, incluía un total de ocho dientes humanos.
Según la responsable del taller de restauración de escultura del ENCRyM, Fanny Unikel Santoncini, en algunos lugares de México fue práctica habitual emplear huesos de animales tallados para simular la dentadura de las esculturas, consiguiendo así un mayor realismo. Sin embargo, esta es la primera ocasión en la que se detecta el uso de dientes reales procedentes de una persona.
La talla, conocida como ‘El Cristo de la paciencia’, se custodia habitualmente en el interior de la iglesia de San Bartolo Cuautlalpan, en Zumpango (Estado de México), y tan sólo sale del templo con motivo de las procesiones de Semana Santa.
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